La idea de que un organismo no es más fuerte que el eslabón
más débil en su cadena ecológica de requerimientos fue expresada claramente por
Justus Liebig en 1840.
Liebig fue uno de los pioneros en el estudio del efecto
de diversos factores sobre el crecimiento de las plantas. Descubrió, como saben
los agricultores en la actualidad, que el rendimiento de las plantas suele ser
limitado no sólo por los nutrientes necesarios en grandes cantidades, como el
dióxido de carbono y el agua, que suelen abundar en el medio, sino por algunas
materias primas como el cinc, por ejemplo, que se necesitan en cantidades
diminutas pero escasean en el suelo.
La afirmación de Liebig de que "el
crecimiento de una planta depende de los nutrientes disponibles sólo en
cantidades mínimas" ha llegado a conocerse como "ley"
del mínimo de Liebig.
La Ley del Mínimo fue reenunciada por Bartholomew (1958)
para que fuese aplicable al problema de la distribución de especies y que
tuviera en cuenta los límites de tolerancia de la manera siguiente: La
distribución de una especie estará controlada por el factor ambiental para el
que el organismo tiene un rango de adaptabilidad o control más estrecho.
Es importante enfatizar que tanto demasiado
como demasiado poco de cualquier factor abiótico simple puede
limitar o prevenir el crecimiento a pesar de que los demás factores se
encuentren en, o cerca de, el óptimo. Esta modificación de la ley del mínimo se
conoce como la Ley de los Factores Limitantes. El
factor que esté limitando el crecimiento (o cualquier otra respuesta) de un
organismo se conoce como el factor limitante.
La razón por la cual una especie de un ecosistema no penetra
indefinidamente en un ecosistema adyacente se debe a que con frecuencia se
enfrenta a uno o más factores abióticos en el sistema adyacente que son
limitantes. Sin embargo, los factores biológicos como depredación, enfermedad,
parásitos y competencia por otras especies también pueden ser factores
limitantes
Con respecto a las plantas, el factor abiótico que con mayor
frecuencia es limitante en los ecosistemas terrestres naturales es el agua. El
agua es el principal factor de definición de los principales biomas en bosques,
pastizales y desiertos. Esto ocurre de la manera siguiente: La cantidad óptima
de lluvia para muchas especies de árboles es de alrededor de 150 cm por año;
ellos alcanzan su límite (inferior) de tolerancia alrededor de 75 cm por año.
Los pastos (gramíneas) tienen un límite inferior para el agua mucho menor,
alrededor de 25 cm por año, pero hay especies de cactus y otras plantas
especializadas que pueden sobrevivir con tan poco como 5 a 10 cm por año. A
consecuencias de ello, los ecosistemas naturales de regiones con pluviometrías
superiores a 100 cm por año son típicamente bosques. Las regiones con 25 a 75
cm de lluvia son típicamente pastizales (sabanas), y las regiones con menos de
25 cm de lluvia presentan una vegetación esparcida con especies como cactus,
artemisas y similares. Tales áreas son reconocidas como desiertos. Como es de
esperarse, en los valores intermedios de lluvia, los bosques penetran en los
pastizales y estos, a su vez, en los desiertos.
También la temperatura juega un papel en limitar las
principales comunidades de plantas. Sin embargo, excepto en el frío extremo
(que origina la tundra o hielo permanente), el efecto de la temperatura se
superpone al de la pluviometría. Esto es, el bosque se encuentra donde se
presenta una precipitación annual de 100 cm o más, pero la temperatura
determinará la clase de bosque. Los abetos y píceas son lo que pueden enfrentar
mejor los inviernos severos y las cortas estaciones de crecimiento que se
encuentran en las regiones nórdicas y/o altas elevaciones. Los árboles
deciduos, que se desprenden de sus hojas y entran en un período de letargo,
también resisten bien las temperaturas invernales bajo cero, pero ellos
requieren de una estación de crecimiento más prolongada. Por lo tanto, las
especies decíduas de árboles predominan en latitudes más templadas donde es
adecuada la precipitación. Finalmente, en los bosques tropicales predominan los
árboles de hoja ancha y siempre verdes debido a que estas especies, que no toleran
temperaturas de congelamiento, son más exitosas donde exista una estación
contínua de crecimiento. Igualmente, un desierto caliente tiene especies
diferentes a las encontradas en un desierto frío, pero las áreas que reciban
menos de 25 cm de precipitación serán, en ambos casos, desiertos con apenas
unas pocas especies tolerantes de la sequía.
La temperatura también ejerce alguna influencia debido a su
efecto sobre la evaporación de agua: el agua se evapora más rápidamente a
temperaturas superiores. Consecuentemente, las transiciones de desiertos a
pastizales y de pastizales a bosques se encuentran en niveles mayores de
precipitación en las regiones cálidas y en niveles inferiores de precipitación
en regiones frías.
En las regiones más al norte, la capa superficial de suelo
se descongela cada verano pero permanece congelado permantentemente
(permafrost) unos pocos centímetros debajo de la superficie. Este factor limita
la extensión hacia el norte de los bosques de coníferas de abetos y píceas pero
permite el crecimiento de pequeñas plantas resistentes que ocupan la tundra.
Desde luego, las temperaturas todavía más frías limitan la vegetación de tundra
y producen los casquetes polares de hielo.
Por todo lo anterior, la distribución de las especies
vegetales que caracterizan los principales biomas del planeta está determinado
en gran parte por los factores abióticos de precipitación y temperatura. Sin
embargo, es frecuente que otros factores abióticos causen variaciones dentro
del bioma principal. Por ejemplo, dentro de los bosques de caducifolias del
Este de Estados Unidos, generalmente predominan los robles y nogales sobre los
suelos rocosos, pobres y bien drenados; las hayas y arces se encuentran en los
suelos más ricos. Dicho de otra manera, dentro del bioma bosque de caducifolias
(decíduo), el tipo de suelo frecuentemente es el factor que determina la
distribución de ciertas especies de árboles. Igualmente, la abundancia relativa
o ausencia de ciertos nutrientes en el suelo puede determinar la distribución
de varias especies en los pastizales.
En ciertos casos, un factor abiótico diferente a la
precipitación o temperatura puede ser el factor limitante principal. Por
ejemplo, la banda de tierra próximo a la costa recibe frecuentemente una
aspersión salada desde el océano, una factor que relativamente pocas plantas
pueden tolerar, por lo que esta banda es ocupada por una comunidad única de
plantas tolerantes a la sal. Otro ejemplo es una roca con poco o sin suelo. Tal
área puede tener una rica comunidad de musgos y líquenes similar a una tundra,
pero aquí el factor limitante es la ausencia de suelo. La concentración de sal
es comúnmente el factor limitante en la distribución de plantas y animales
acuáticos. La disponibilidad de luz es el factor que determina la cantidad y
clase de vegetación debajo de los árboles en un bosque. Casi no hay vegetación
bajo un bosque denso siempre verde debido a la ausencia de luz. En un bosque
deciduo, hay especies en el sotobosque que se aprovechan de la falta de
cobertura a principios de la primavera; otras especies aprovechan la luz al
final del otoño luego que han caído las hojas de los árboles. El fuego también
es un factor muy significativo que limita algunas especies pero no a otras.
Un factor abiótico secundario puede ser crucial,
especialmente en las áreas de transición. Por ejemplo, considere un área con
una precipitación de más o menos 25 cm, lo que viene a ser la cantidad
fronteriza entre desierto y pastizal. En tal área, un suelo con buena capacidad
de retención de agua puede presentar pastos mientras que un suelo arenoso con
poca capacidad retentiva solamente tendrá especies desérticas.
Los ecólogos, frecuentemente, hablan en términos de microclimas.
Los patrones prevalecientes de precipitación y temperatura de la región crea un
clima global que determina el bioma principal. Sin embargo, cualquier otra
cantidad de factores pueden intervenir y provocar que las condiciones sobre o
cerca del suelo sean marcadamente diferentes. El microclima abarca las
condiciones particulares desde el piso hasta una altura de 2 metros. Así que,
cuando se consdiera las interrelaciones de un organismo con su ambiente, debe
tenerse en cuenta el microclima de su localidad particular. Debemos enfatizar
de nuevo que todos los factores abióticos interactúan unos con otros para crear
el ambiente resultante.
Me parece muy completa la información, y clara para la comprensión
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